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viernes, 23 de abril de 2010

23 de abril: DÌA DEL LIBRO

Día Mundial del Libro
de María Sánchez Fernández


Hoy, 23 de abril del año 2010, se cumplen 394 años de la desaparición física de grandes escritores nacidos en varios puntos de la geografía de nuestra ancha tierra y que legaron con su pluma, su imaginación y destreza en la palabra un gran legado para la historia de la Literatura Universal , por lo que en este día se hace a nivel mundial un homenaje al libro, al escritor y a todo amante de las letras.

Como soy española y vivo en España me centraré en Miguel de Cervantes, aunque mi admiración es total por el inglés Williams Shakespeare y por el escritor peruano Inca Garcilaso de la Vega. Estos tres gigantes de la literatura parece ser que coincidieron en abandonar este mundo el mismo año y por las mismas fechas.
El libro en sí, que hoy homenajeamos con todos los honores, porque así se lo merece, es un almacenamiento total de sensaciones vividas o no vividas, es decir de realidades y de sueños.

Decía don Quijote a Sancho Panza: “Sancho amigo: el hombre dejará de ser hombre cuando le dejen sus sueños”

¿Qué somos si no soñamos? ¿Sólo máquinas que se mueven por el impulso de sobrevivir y procrear?

¿Qué intentó transmitir Cervantes con la locura de don Quijote y la sabia y rústica cordura de Sancho Panza?

En el Caballero de la Triste Figura , como él mismo se nombró, había locura, pero también había sueños, sueños fantásticos de deshacer entuertos; de defender al débil; de ver en una rústica aldeana a la mujer maravillosa de sus sueños; de no ver nunca las burlas que sobre él caían por parte de villanos y señores; porque siempre en su delirio se sintió caballero al ser armado con toda pompa por el señor de un castillo, que no era si no un aldeano que moraba en su pobre hacienda asistido entre jocosas reverencias por importantes damas que eran braceras de dicha propiedad, pero él, en sus sueños de locura, se sintió el hombre más honrado y feliz, y a lomos de su maltrecho "Rocinante" se fue, caballero andante, por las llanuras de la Mancha , a defender el honor y la verdad ataviado con su estrafalaria armadura y tocada su cabeza con la vacía de un barbero, acometiendo a fuerza de lanza en ristre a terribles gigantes que lo vencieron con sus aspas de molinos de vientos dejándolo herido y abatido en tierra; a grandes ejércitos de ovejas y corderos ante el terror de los pastores que, a fuerza de pedradas se defendían. En sus maltrechos descansos de palizas, burlas y malos tratos, mientras comían un bocado de pan con queso con un trago de buen vino, aconsejaba a Sancho con los más sabios consejos que un hombre cuerdo pueda dar.

¿Quién era don Quijote? Era un loco, un perturbado, pero también era un soñador. Un soñador sublime, porque no veía la cruda y fea realidad de la vida sino que la elevaba a la belleza y a la ética sin límites.

En el lecho de muerte recobró la cordura y dijo a Sancho:

- “Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo”

-¡Ay!, - respondió Sancho Panza llorando – No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años; porque la mayor locura que pueda hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire, no sea perezoso, sino levántese de esa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado; quizás tras de alguna mata hallaremos a la señora Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa diciendo que por haber yo cinchado mal a “Rocinante”le derribaron; cuanto más que vuesa merced habrá visto en sus libros de caballerías cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana.”

¿Quien era Sancho Panza? ¿La conciencia cuerda de don Quijote? En su rústico saber, y con un amor desbordado hacia su señor, y a sabiendas de su enajenación mental, le seguía paciente en el triste Rucio admitiendo los desvaríos a los que él respondía con la más clara sabiduría que se hallaba en su espíritu de campesino.

Sancho Panza también era un soñador.

Sigamos leyendo, amigos. Sigamos leyendo libros, sin hartura ni pereza, porque nunca perderemos la cordura sino que nos haremos más grandes, más sabios y altruistas como don Quijote y Sancho y si la perdemos será en el mundo maravilloso de los sueños .


Una edición de María Sánchez Fernández
Editora – Adjunta para la Presidencia
del Club Universal de Poetas y Escritores
y de la Academia Virtual de Letras y Artes Nobles

www.sabiduriaysensibilidad.com

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