El mes de mayo me trajo la palabra de "Ninalquin" a través de un medio casi olvidado en estos tiempos: el correo. En un sobre marrón, con su letra prolija, se guardaban páginas de su maravillosa obra "La inquietante luz". El despliegue de los versos impresos con una máquina de escribir tradicional, fue suficiente como para que la luz de la mañana otoñal me llenara de admiración por este hombre que deja desde hace muchos años su impronta a través de la palabra.
Gracias Ninalquín por este gesto tan precioso: compartir su obra más allá del tiempo y la distancia que nos separa.
Será un honor publicar sus poemas. Bienvenido a este lugarcito donde la palabra se hace brisa, llevando la esencia de cada uno de los poetas que participan.
FLORES PARA MI MADRE
Escrito antes de 1995.
Rafael Mario Altamirano
Flores para mi madre: que a veces la sorprenden
que vengan de tan lejos
y le parecen sueños a través de la niebla.
Con un haz de diez voces
ella formó ese ramo ya tan multiplicado
en los ramos de cientos.
Ella que anda despacio y hasta resuelve sola
las horas de la noche cuando su alta vigilia
la convoca al pasado de milagros
donde tantos chiquillos la aturdían.
En la tarde propicia se detiene con el mate
en la mano mirando hacia la ruta
ensoñando y buscando en un punto al amado,
soñando y aguardando al amado aunque sepa
que sólo es un recuerdo, recuerdo y esperanza,
porque el tiempo la acerca cada vez más al
vuelo y al encuentro sin prisas.
Flores para mi madre que a veces tiene el beso,
el cuenco de la la mano, en la desolada espera
y la hondura muy cierta por la sabiduría
de instantes recorridos.
Las ganó con su siembra de afectos y conductas,
las ganó con su esfuerzo de admirable constancia
y de larga constancia
y en horas de cosecha le vienen envueltas
de rocío y casi temblorosas
con un hondo regreso concedido a sus manos,
concedido a sus pasos.
LA CHACRA LARGA
La chacra larga que primor tendía
junto a los talas que sabía hirsutos
daba sus frutos con creces verdes
que mariposas leves aromaban.
Multicolora con sus dones sabios
en el espacio de semilla fina,
con su premisa de ventura supo
donar el "lujo" de monedas guapas.
Si bien angosta con su bien cruzaba
aquella amelga roturada y pronta,
con sus auroras, mediodía y años
de perfumados cortes recogidos.
Crepúsculos humosos compartía
en el guardar estimas y recursos.