MANUEL, “EL GUARDA”.
SE LO VE VENIR
SOLO, SILBANDO BAJITO
BAJO LOS
EUCALIPTUS, A LA VERA DE
LA VÍA.
ACOMODA SU CUERPO
ENTUMECIDO
EN UN BANCO
LLOVIDO DE SOL.
ESCAPA SU MIRADA
REMEMORANDO LUNAS
Y ALBORES,
ENTRE CAJAS,
MALETAS Y VOCERÍO.
ROSTROS, GENTE,
MUCHA GENTE PARA
UN MISMO DESTINO,
VIAJAR CON
AROMAS, PAISAJES Y SONIDOS.
HOY, YA NADA ES
IGUAL...
EL ES,
UN SER SIN
PARTIDA
REALIDAD QUE NO LO RESIGNA,
OCUPA A DIARIO
ESE LUGAR EN LA PLACITA ,
Y ACARICIA CON
LOS OJOS DE NOSTALGIA,
LAS VÍAS AMIGAS.
EXTRAÑA,
CLARO QUE EXTRAÑA
A SU GREY,
MIXTURA DE
SENTIRES
EN SU CORAZÓN
NÓMADE PALPITAN.
EL GUARDA, EL
AMIGO DE TODOS,
MIRA A LO LEJOS
LAS PARALELAS
QUE HOY CALLAN SU
CHIRRIDO.
DE REPENTE,
EL SILENCIO SE
INTERRUMPE,
LOS GORRIONES
ARMAN CON ALBOROTO SUS NIDOS;
QUE, COMO TANTOS DEDICÓ LA
VIDA
DEJANDO EN LA CASA , FAMILIA, ESPOSA E
HIJOS,
SIENDO SOLO
TRENES SU TECHO Y SU PISO.
ATARDECE LENTO, Y
CON ANDAR CANSINO
EL EXFERROVIARIO
EMPRENDERÁ EL RETORNO,
POR HOY HA CUMPLIDO.
YA SERÁ MAÑANA Y
EN EL MISMO BANCO,
DESMENUZANDO
AYERES, TENDRÁ LA CERTEZA ,
SER UN FIEL
TESTIGO,
DE INCONTABLES
ENCUENTROS Y DESPEDIDAS.
OLVIDADOS
ESQUELETOS DE VAGONES MUERTOS,
LO VERÁN LLEGAR,
CON APATÍA DE HIERRO.
ACASO, EL VIENTO
LE BESE LA PIEL ,
LO ABRACE SIN
TIEMPO
PORQUE ES CORTO
EL PRESENTE,
DESANDANDO
DISTANCIA, DESDE SU CASA
HASTA LA DESVENCIJADA
ESTACIÓN.
ALICIA PALEO RAIMONDI.
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