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domingo, 25 de septiembre de 2011

DESDE COLOMBIA. Victoria Lucía Aristizábal

PROPUESTA DE PAZ

Victoria Lucía Aristizábal

Propongo tornar ilustre a La Paz con la voz de los niños, la conciencia de los grandes maestros, la voluntad del deportista, la sensibilidad de los poetas, la vitalidad de la naturaleza virgen, la sabiduría de los ancianos, la naturalidad de los indígenas, la responsabilidad de las orquestas sinfónicas en sus conciertos, la necesidad de las almas puras, el amor del incondicional que pone su servicio a la humanidad, el humor de los que gozan la vida oportunamente, la compañía del mundo que en su bondad se compromete, la fusión de los países, la atracción de los cuerpos enamorados y complementarios, el deleite de los catadores de alimentos sanos, la canción del alma elevada en su ventura, el renacimiento de todo lo sagrado, la serenidad de quien ora y medita, el placer de una vida bella y lozana, la abundancia del discernimiento en pro de salvaguardar la salud integral de todo ser viviente; el pudor del primer beso, la bienvenida a la proximidad, el pensamiento afirmativo creador de opciones y oportunidades, la entrega total, la libertad de la ética equilibrista, la inseparabilidad de los seres unidos en el compromiso del amor y la cooperación, el goce de lo preciso, la intimidad de los recién casados, el ímpetu de la juventud sana, el triunfo del dolor, la complacencia de la amistad, el valor de los que superan las pérdidas, la humildad de quién corrige los errores, la paciencia del que sabe que todo lo bueno llegará por los mejores caminos y en armonía perfecta, el respeto de los padres que dan el buen ejemplo a sus hijos, la educación de los profesores comprometidos en el desarrollo integral del ser humano.

La Paz contiene el cuerpo, la mente, las emociones, el alma, los vínculos, el desarrollo pleno, el gobierno de si mismo, los mandamientos, la esperanza, los favores, las dádivas, las delicias de la Tierra, la integridad del hombre que asume su vida en su misión pacificadora, la mujer apacible, femenina, rebosante de alegría para brindar una maternidad de legado, mujeres que actúan de acuerdo a su edad, su madurez, su respeto por si mismas, su labor incansable en la administración de su hogar, su persistencia en el liderazgo que asume en todos los puestos privados o públicos. La Paz contiene dignidad, honor, fuerza, agilidad, avance, lucidez, fluidez, flexibilidad, comprensión, atención, cuidado, es la luz que interpenetra todos los cuerpos energéticos para crear una sola luz, una paz que contiene la inmortalidad que tan amantemente siembra en las almas que no solo la desean, la crean.

Si esto es paz bendigámosla, glorifiquémosla, implorémosla, obedezcámosla, hasta que nos parezca que no hay que hablar de la paz porque se ha convertido en nosotros mismos, en una totalidad indivisible, absolutoria porque es la imagen de Dios para el hombre correcto, lúcido, imponente, feliz, que forja su vida sobre una plataforma sólida, consistente, con la grandeza que de instante en instante crea una atmósfera apacible, soberana, bella, gozosa, alegre, una paz que ríe su sonrisa y entusiasma con su motivación de logro, una paz de autoestima, de bondadoso corazón, solidaria, compasiva, generosa, caritativa, que por doquier busca como servir, apoyar, sembrando en terreno abonado su divina inspiración.

Paz que respira el fuego del aliento del pecho materno con la emoción infinita del abrazo, la fortuna de la creación con el firmamento que llueve bendiciones que se van entrelazando para encontrar la armonía edificante que se levanta al cielo con la nativa sonrisa que revolotea limpiando el hollín de las chimeneas humanas que aun no se identifican con ella. Paz que no se gasta, se amplia, mano a mano, abrazo con abrazo, beso a beso, una urdimbre de almas que en su espiral energética sin cesar levantan esa corriente humana anónima, oscilante, inductora del cuerpo del amor que posee la embriaguez del espíritu enamorado de la vida y que no se detiene hasta entregarle a Dios el legado prometido.

La paz es ese credo que del viento

Al mundo moverá con lo que crea

La paz es toda alma y es el templo

Que arroja todo error en la marea

Es cultora del amor en el ejemplo

Clara en el mensaje, en las ideas

Que no ceja jamás en el intento

De eliminar los odios, las peleas

Ilustre es hoy la paz del consagrado

Asume con bondad cada momento

Voluntad de un servicio bien prestado

Amor que en los seres yo contemplo

Hoy dejo mi mensaje aquí plasmado

Pensando que es real y no es un cuento

Bogotá Colombia

Septiembre 25 de 2011

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