Mi homenaje al niño que es lo mejor que puebla al mundo
Niño
A los niños y niñas
de todas las razas y culturas
¡Ay niño!, tu mirada
abierta como un alba que se asoma
es pan blanco candeal;
es silencio que canta;
es lago donde beben las estrellas;
es la miel que desbordan los panales.
¡Ay niño!, tu sonrisa
es el cristal fluido y transparente
que derrama la luna
por su brocal de plata;
es limpio cascabel de trino y agua;
es rubor de jazmines trepadores.
¡Ay niño!, tu pregunta,
tu pregunta, por siempre tu pregunta.
─¿Por qué es tan alto el cielo?
─¿Por qué la nieve es blanca?
─¿Por qué aquel niño llora y va descalzo?
─¿Por qué unos hombres rompen a otros hombres?
¡Ay niño!, tu inocencia
es balanza sagrada de justicia;
tú juzgas implacable,
desde tu inmenso estrado,
condenando al culpable con tu llanto;
premiando al inocente con tu risa.
¡Ay niño!, tu mochila
la llevas rebosante de tesoros:
Tu mirada infinita…
Tu sonrisa que escapa…
Tu pregunta incesante, siempre sabia…
Tu inocencia asombrada…, tu inocencia.
María Sánchez Fernández
Úbeda 10 de febrero de 2009
Niño
A los niños y niñas
de todas las razas y culturas
¡Ay niño!, tu mirada
abierta como un alba que se asoma
es pan blanco candeal;
es silencio que canta;
es lago donde beben las estrellas;
es la miel que desbordan los panales.
¡Ay niño!, tu sonrisa
es el cristal fluido y transparente
que derrama la luna
por su brocal de plata;
es limpio cascabel de trino y agua;
es rubor de jazmines trepadores.
¡Ay niño!, tu pregunta,
tu pregunta, por siempre tu pregunta.
─¿Por qué es tan alto el cielo?
─¿Por qué la nieve es blanca?
─¿Por qué aquel niño llora y va descalzo?
─¿Por qué unos hombres rompen a otros hombres?
¡Ay niño!, tu inocencia
es balanza sagrada de justicia;
tú juzgas implacable,
desde tu inmenso estrado,
condenando al culpable con tu llanto;
premiando al inocente con tu risa.
¡Ay niño!, tu mochila
la llevas rebosante de tesoros:
Tu mirada infinita…
Tu sonrisa que escapa…
Tu pregunta incesante, siempre sabia…
Tu inocencia asombrada…, tu inocencia.
María Sánchez Fernández
Úbeda 10 de febrero de 2009
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