Un abrazo fraternal.
A LOS POETAS DEL MUNDO.
Por María SÁNCHEZ FERNÁNDEZ*
Queridos compañeros en este hermoso cometido de abrir con palabras los resquicios más profundos de nuestra alma. Decía un gran amigo mío, Antonio Parra Cabrera, exquisito poeta en sus versos como en su prosa, fallecido en Madrid recientemente, que un poeta es un Profeta. Y un Profeta es una persona terrible que no habla sino que grita. Grita desde las torres llamando a penitencia.Pues bien. Vivo en Andalucía, la puerta abierta de España y de Europa a muchas personas que entran por ella pidiendo ayuda. Y quiero gritar como poeta [Profeta] ¡Bienvenidos seáis hermanos! ¡Bienvenidos a esta bendita tierra que siempre tuvo los brazos abiertos dispuestos para el abrazo! Son decenas de pateras las que arriban a nuestras costas, y vienen repletas de esperanza, de ilusiones, de hambre, pero sobradas de sagrada dignidad. Unos logran sus sueños…, otros quedan en el camino con esos sueños rotos y perdidos para siempre entre las negras y frías olas del mar de la desesperación.Todos los años, en invierno, cuando el frío más aprieta y se acercan las fechas navideñas en las que todos nos sentimos más unidos con esos extraños lazos de confraternidad y AMOR y que nunca, o casi nunca, diremos, llegan a deshacerse, si no que se aprietan más y más con la convivencia, el trato, la sonrisa, la conversación amistosa, el apretón de manos, incluso el abrazo, puedo comprobar que es cierto ese deseo de hermandad. Resido en Úbeda, una ciudad anclada en una provincia olivarera, y mi ciudad es una auténtica colmena en los meses invernales de la recolección de la aceituna donde las razas y culturas se mezclan y conviven en perfecta armonía. De Nigeria, de Costa de Marfil, de Guinea, de Marruecos, y muchos, muchísimos de Rumania…, de los países de Este… Todos encuentran, si no trabajo, ¡son tantos!, sí comida y techo y una palabra amiga, una mano extendida, una sonrisa a flor de labios. Mas la recolección termina y pronto será la partida y más pronto será el triste regreso para algunos, es verdad, [el ciclo no para, sigue], que están en su propio país manipulados…, y engañados…, y exprimidos…, por mafiosos sin escrúpulos que los estrujan hasta hacerlos más pobres todavía. Más humildes y más solos si cabe. Y aquí el poeta [Profeta] se lamenta. Grita desde su alta torre:
Queridos compañeros en este hermoso cometido de abrir con palabras los resquicios más profundos de nuestra alma. Decía un gran amigo mío, Antonio Parra Cabrera, exquisito poeta en sus versos como en su prosa, fallecido en Madrid recientemente, que un poeta es un Profeta. Y un Profeta es una persona terrible que no habla sino que grita. Grita desde las torres llamando a penitencia.Pues bien. Vivo en Andalucía, la puerta abierta de España y de Europa a muchas personas que entran por ella pidiendo ayuda. Y quiero gritar como poeta [Profeta] ¡Bienvenidos seáis hermanos! ¡Bienvenidos a esta bendita tierra que siempre tuvo los brazos abiertos dispuestos para el abrazo! Son decenas de pateras las que arriban a nuestras costas, y vienen repletas de esperanza, de ilusiones, de hambre, pero sobradas de sagrada dignidad. Unos logran sus sueños…, otros quedan en el camino con esos sueños rotos y perdidos para siempre entre las negras y frías olas del mar de la desesperación.Todos los años, en invierno, cuando el frío más aprieta y se acercan las fechas navideñas en las que todos nos sentimos más unidos con esos extraños lazos de confraternidad y AMOR y que nunca, o casi nunca, diremos, llegan a deshacerse, si no que se aprietan más y más con la convivencia, el trato, la sonrisa, la conversación amistosa, el apretón de manos, incluso el abrazo, puedo comprobar que es cierto ese deseo de hermandad. Resido en Úbeda, una ciudad anclada en una provincia olivarera, y mi ciudad es una auténtica colmena en los meses invernales de la recolección de la aceituna donde las razas y culturas se mezclan y conviven en perfecta armonía. De Nigeria, de Costa de Marfil, de Guinea, de Marruecos, y muchos, muchísimos de Rumania…, de los países de Este… Todos encuentran, si no trabajo, ¡son tantos!, sí comida y techo y una palabra amiga, una mano extendida, una sonrisa a flor de labios. Mas la recolección termina y pronto será la partida y más pronto será el triste regreso para algunos, es verdad, [el ciclo no para, sigue], que están en su propio país manipulados…, y engañados…, y exprimidos…, por mafiosos sin escrúpulos que los estrujan hasta hacerlos más pobres todavía. Más humildes y más solos si cabe. Y aquí el poeta [Profeta] se lamenta. Grita desde su alta torre:
Pateras
¡Ay, hermano!, me tiendes la mirada
oscura, como el cielo que te cubre,
en la desnuda noche de tu alma.
En ti brillan estrellas como lunas
cuando sueñas mi orilla que te aguarda
con la sonrisa azul de la esperanza.
Quieres sentirte libre entre las olas
que te duermen, tan negras como abismos,
mientras te crecen alas de gaviota.
Y sueñas con trigales de esmeralda
donde la espiga crece y se hace oro
bajo el sol de tu canto y de tus manos.
Y vuelas con las alas estrenadas
en planeos de pájaro marino
hacia un mundo que ríe y que te llama.
Y allá en la altura inmensa de los sueños
tus vuelos son las brumas que se pierden
en la fría negrura de las olas.¡
Ay, hermano!, mi orilla que es tu orilla
recibirá tu cuerpo derrotado
por las furias del mar y de la noche.
Y tu mirada, abierta como el alba,
manchada por espumas y por algas
se prenderá por siempre en mi horizonte.
María Sánchez Fernández“En los silencios del alma”
, poeta del mundo:http://www.poetasdelmundo.com/verInfo_europa.asp?ID=3170
No hay comentarios:
Publicar un comentario