solo un susurro quedó
de aquel vendaval
que desató imponente
el retumbo de tu voz.
Las lilas
bordaron su perfume
en el murmullo de mis labios;
mientras copos de nieve
resbalaron sin prisa
en la hondura de mi soledad.
Si acaso por un instante,
un rayo de sol,
sólo uno,
se hubiese posado
en la playa seca de mi desierto,
hoy no sería un susurro,
sería un volcán en erupción.
Gladys Acevedo
1 comentario:
Muy sentida tu poesìa. Gracias por compartirla. Julio
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